ENSAYO SOBRE UNA INFIDELIDAD ANUNCIADA

A penas sé escribir y tengo conocimientos necesarios para afrontar estas líneas, pero mis sentimientos me piden a gritos una salida de este corazón roto. No encuentro mejor escapada que esta, dejando de una vez por todas que fluyan mis temores, mis dudas, mi dolor, mi inseguridad y que puedan así, alejarse de mí. No los quiero aquí. Llamo míos a estos sentimientos que todos conocemos. Les llamo míos porque día tras día conviven conmigo apagando mi juventud y mi vitalidad. Es duro reconocerse a uno mismo que lo externo está ganándote la partida, pero más duro es mirar hacia atrás y ver que el tiempo pasa y pasa… Que “ayer” fue agosto de 2014, que anteriormente celebré un año más de mi vida y por desgracia no muy feliz; que el septiembre del año 2013 una ilusión recorría mis huesos hasta mi tímida sonrisa y me decía: Todo va a salir bien… A 4 de noviembre de 2014 mi sonrisa no existe y yo me digo a mi misma… Nada ha salido bien… He buscado una soledad inmediata, alejándome de todo aquel con el que tenía confianza. Mi finalidad ha sido conversar día tras día con mi interior y solucionar todos mis problemas. Error el mío cuando con quien tenía que hablar era con él. Es cierto que hablar puede resultar aburrido, doloroso, incómodo, pero si se intenta hablar y es sin sinceridad se pierde, de nuevo, el tiempo. Hoy por hoy veo mis circunstancias llenas de claros-oscuros, todas mis ideas se van agotando al igual que mi paciencia. Además de buscar la soledad, busqué respuestas a aquello que me separaba de lo que amaba. Más doloroso fue encontrarlo. Dejar de ser uno mismo, para unirte con una persona, darlo todo y que te fallen… ha sido el sentimiento más fuerte, intenso y desagradable que he experimentado. Después de afrontar en mi juventud cercana el divorcio de mis padres, me avergüenzo de no ver salida a esta infidelidad diaria. ¿Qué hacer cuando lo das todo, cuando lo has recibido todo y de pronto se ve lleno de mentiras? Me acerco cada día más a la respuesta…